lunes, 1 de junio de 2009

Aurelio Arturo nos invita a cantar

Compartimos con ustedes este poema de Aurelio Arturo, que es también una invitación para que nos canten sus canciones y empecemos a construir Nariño.

CANCIONES


Cántame tus canciones,
tus esbeltas, desnudas canciones,
esas que se visten de menudas hojas verdes
y hojas rojas,
y hojas verdidoradas,
con cortezas resinosas
y pequeñas piedras pulidas por el agua.

Cántame tus canciones:
las de los delgados cielos azules,
de las nubes azules,
de las montañas azules.

Y las otras:
las de las aguas hechizadas
que se precipitan gritando por las rocas,
y aquellas en las que bandadas de alondras
levantan la mañana.

Y la canción de los hermosos caballos,
en la que se enumeran los caballos por sus colores,
y sus nombres
y sus orígenes y linajes.

Y la canción de los pájaros, las aves
que se nombran según sus plumajes
y sus vuelos y sus melodías.

Y la canción de las lluvias,
de las lluvias inmemoriales. Y de las otras,
las frívolas y danzarinas.

Y la honda canción de las noches
que hablan doradas palabras
que rebrillan por instantes,
las pacientes noches de larga memoria.

AURELIO ARTURO

sábado, 28 de febrero de 2009

OPINION DE LA ALTERNANCIA.

OPINION DE LA ALTERNANCIA.

Nariño 28 de febrero 2008

El año 2008 inicio con gran expectativa por parte de una amplia franja de ciudadanos en ejercicio, después de un periodo electoral, fundamentalmente debido a la novedosa oportunidad, según la cual por primera vez los mandatarios a nivel municipal y departamental tendrían un periodo de cuatro añospara orientar los destinos de sus territorios. Una importante movilización social se genero al rededor de la construcción de los distintos Planes de Desarrollo que “orientarían la gestión institucional durante el cuatrienio venidero”. Pero además también la consideración de que en Nariño, por tercera vez consecutiva a diferencia del resto del país, tendría lugar un gobierno alternativo, incrementó la esperanza de cimentar las bases políticas de procesos sostenibles de cambio y renovación en las prácticas políticas, culturales y por supuesto en sus impactos sociales. Sin embargo, tal vez por una suerte diferente de factores, sumados a acontecimientos sociopolíticos o por razones del tipo de liderazgo, por el vació que representa la ausencia de un proyecto político autónomo, las hechos no parecen marchar como la ciudadanía nariñense lo esperaba.

En primer lugar el ejercicio desarrollado para la construcción del Plan de Desarrollo “Adelante Nariño” movilizo gran cantidad de personas, provenientes de distintas subregiones del departamento y de variados grupos organizados, dejando constancia de un hecho histórico casi sin precedentes, de que es posible hacer las cosas colectivamente cuando hay voluntad política. A esta secuencia de acontecimientos que duraron hasta la aprobación de los distintos Planes, que se reflejó en los consensos para aprobar dichos instrumentos de acción por unanimidad de parte de los concejos municipales y asamblea departamental, luego viene un preocupante letargo o dinámica que aparenta alejarse las rutas trazadas y esperadas, que invita a pensar que las energías utilizadas en el impulso inicial,( el de formulación) no fueron suficientes en la búsqueda de una gestión colectiva o de gerencia estratégica. Todo ello, dado que conocemos poco de los impactos reales y resultados estratégicos del quehacer institucional a nivel departamental.

Algunos acontecimientos opacan la perspectiva de una gerencia pública estratégica, acontecen a
partir de la divulgación mediática o resultan de extraordinario, llámese reactivación del Galeras, el invierno, la emergencia vial, o generalmente el recrudecimiento de la guerra y los conflictos en el territorio. Sin embargo lo que sucede en la institucionalidad pública departamental tiene mayor repercusión en la opinión ciudadana, por lo mencionado arriba y por la necesidad de balances político regulares, corresponde a la corriente alternativa como sujeto activo del hacer público,
dinamizar procesos democráticos renovadores. Entonces, no podemos valorar una gestión
alternativa por el solo cumplimiento de las funciones del sistema vigente. O se está ensayando
nuevos escenarios y experiencias que permitan calificar a este gobierno como alternativo. Algunas preguntas que proponemos son: ¿Qué experiencias innovadoras se están construyendo en la vía de construir un proyecto político departamental? ¿Qué lugar ocupa el Polo Democrático, en el contexto de las distintas fuerzas y dinámicas políticas de la Región? ¿Cuáles son los escenarios departamentales y regionales de deliberación y entronque entre la sociedad civil y con la institucionalidad alternativa que pueda delimitar el papel de los movimientos sociales y el proyecto político?

¿Existe un liderazgo político creativo para enfrentar retos nuevos surgidos en la turbulenta realidad regional? Por ahora las respuestas son difusas. Vamos más allá, un reconocido maestro universitario decía que “para hacer gobierno alternativo se debe pensar y actuar de manera alternativa” afirmación que creemos apunta en una dirección correcta, es decir el pensamiento por sí solo no es suficiente, y quienes aspiramos a enarbolar un pensamiento y acción alternativa tenemos que redoblar nuestras energías en la construcción de escenarios e iniciativas, que anticipen un futuro mejor para la región. Todo ello, sin olvidar que la tensión política se mantiene con las formas tradicionales y con el proyecto autoritario hegemónico del actual gobierno nacional, los cuales tienen una base social y vigencia en el campus de la disputa política vigente.

Si se busca en los intersticios del gabinete gubernamental, desde el ejecutivo hasta los empleados
con alguna responsabilidad política y nos preguntamos cuál de los funcionarios piensa y actúa
alternativamente, en casi la totalidad (hay contadas excepciones), cuesta trabajo ligarlos con posturas de avanzada o procesos sostenibles de transformación y “democratización de la democracia”, entonces la práctica del estado institucional repite a manera de un circulo vicioso, un comportamiento de cumplimiento estrictamente atado a un status quo, sin atisbar esfuerzos en una línea creativa que pueda dar respuestas satisfactorias a preguntas como: ¿A qué proyecto político sirve esta cualificada burocracia? Sabemos que no es a un proyecto político regional al cual mayoritariamente le apostamos los y las nariñenses.

Se puede leer que asistimos a realidad departamental compleja e impredecible; sabiéndose además que el único Departamento de los 32 Colombianos con un gobierno elegido democráticamente y con una línea diferente a la orientación general del país, conocemos sobre el drama de los desplazados, homicidios de campesinos e indígenas fruto de la presencias de las acciones armadas de los múltiples grupos, el drama de las víctimas, las pirámides, deterioro vial, inundaciones, desempleo, etc. Pero nada sirve de excusa para que un gobernante “alternativo” de la talla del que tiene Nariño gobierne bajo un liderazgo unipersonal, y con bajos signos de actuar en una dirección de renovación y cambio transformador.

Una posible línea de acción por rescatar, seria la política de impulso a la planeación y la presupuestación participativa a través de los cabildos, los cuales pudieran cualificar y fortalecer los diversos grados de movilización social y participación ciudadana. Aunque está bien que se realicen, distan mucho de serlo. Este ejercicio es más un show mediático similar a la forma desvirtuada de los “consejos comunitarios” del gobernante nacional y a todas luces ineficaz, si el propósito es ganar y cualificar en forma auténtica la participación y decisión ciudadana. Si el fin es pasear a los funcionarios por los municipios se podría hacer otro tipo de acciones, para no verlos en tantas y repetidas sesiones improductivos y aburridos. Estos ejercicios de débiles contenidos participativos y de decisión reales le sirven poco al proyecto político, primero, porque que en la mayoría de casos estas “pequeñas” decisiones presupuestales se pueden tomar por otros medios más efectivos política y socialmente que pudieran incluir auténticos ejercicios previos de lectura, comprensión del contexto municipal y su consiguientes priorización calificada de soluciones, y no las generadas al filo de cada “cabildo” adoptadas por un porcentaje reducido de ciudadanos; quedando una brecha inmensa entre la expectativa inicial y las posibilidades reales de crear soluciones que inicien procesos sostenibles de inversión. Segundo porque en un porcentaje alto estas definiciones(es el sentimiento generalizado) de presupuesto son adoptadas por anterioridad con Alcaldes y el resto inducidas por quien maneja de principio a fin el “cabildo”. Y tercero estas prioridades de inversión comprometen recursos que no existen en las vigencias presupuestales actuales y de seguro muchos municipios verán despedirse a su promotor, sin haber recibido un solo peso, dejando la herencia a su sucesor. Las decisiones sobre la inversión pública no deben ser consideradas hechos mecánicos, encierra en su ejercicio un profundo contenido político, social y cultural. Construir la política pública departamental de planeación y presupuestación participativa y formar a los ciudadanos para que autónomamente piensen las perspectivas de su futuro, deberían ser dos acompañantes necesarios de este tipo de apuestas de democratización. ¿A qué proyecto político sirve el ejercicio de los cabildos desarrollados por el actual mandatario departamental? La respuesta es similar, no es al proyecto político al que mayoritariamente le apostamos las y los ciudadanos de Nariño.

Estamos al frente de una necesidad del país y la región de politizar al máximo la acción ciudadana. Saliendo de los vetustos esquemas de la democracia representativa que tiene transito por el acontecimiento electoral, donde el mandatario una vez recibido “el poder” que transfiere la ciudadanía, le otorga facultades amplias, presentándose que se distancia de ella y solo se acerca cuando vuelve a necesitar de su apoyo. El caso es que, si las expectativas no son cubiertas, el gobernante puede llevar al traste a la colectividad que fue su plataforma de impulso y respaldo electoral. Esto podría ocurrir en Nariño ya que se está gobernando sin partido y sin comunidad. Por lo que es preciso construir esquemas y experiencias de gobernabilidad diferentes, donde el mandatario no sea “quien concentra y ejerce el poder carismática y unipersonalmente”, sino quien recibe un mandato: “Mandar obedeciendo”. Con la humildad y energía para liderar proyectos colectivos de desarrollo regional, dinamizados conjuntamente con todas las fuerzas vivas de la sociedad regional y rinda cuentas no solamente numéricas sino sobre los impactos políticos y relaciones de doble vía y comunicación con los procesos, gremios, académicos, movimientos sociales y personas que les abrigue esperanzas útiles de futuro en Nariño.

La historia de movilización social en Nariño no es nueva, y ha trasegado por múltiples dificultades pero siempre a encontrado rutas creativas e innovadoras frente al decurso de la historia a veces en contra vía al resto del país, desde la década del los 70s se han generado iniciativas ciudadanas sin precedentes en la historia regional. Puede venir un nuevo amanecer, podemos conjuntamente
encontrar el camino, si se generan por la ciudadanía y por el estado regional los escenarios para ello, exhortamos al gobierno departamental a que se salga de un esquema conservadurista y posibilite reconstruir el proyecto político regional, que va más allá de las agrupaciones para la participación electoral y que puede involucrar valiosos esfuerzos que se adelantan en el territorio desde fuerzas ciudadanas y democráticas, advertimos que de no seguir así corremos el grave riesgo de entregar el acumulado de tres periodos a las fuerzas tradicionales que tanto costó reemplazarlas y cerrar el 2011 con la expectativa convertida en desesperanza.

Finalizamos este pequeño fragmento con la esperanza de que podemos impulsar prácticas políticas creativas de consenso y que puedan forjar nuevos liderazgos, ojala colectivos, ya no unipersonales, ni pragmáticos, o apolíticos, porque sabemos que en la amplia geografía departamental hay valiosos procesos y dirigentes que están dispuestos a generar un verdadero cambio. “Adelante Nariño” le queda el reto de superar a “La fuerza del cambio” ya que “Nariño vive”, parece difícil superar desde una mirada comparativa, en la baraja actual no se ven opciones cercanas. Una sana emulación es necesaria, un pasado cercano da cuentas con iniciativas departamentales de movilización como: “la fiesta del pensamiento”, mingas de prospección municipales, dinámicas subregionales autónomas en la Cordillera Occidental, Doña Juana, Consejos de negritudes, movilización indígena y campesina, “Universidad y Región”, Educación pertinente, entre otras… estas junto a la capacidad inmensa de gestión de Antonio Navarro pueden combinarse, y adaptarse para fortalecer no acciones, sino procesos y vivencias sostenibles que recuperen el protagonismo social que se ha reconocido a este pueblo rebelde y pacifico del sur-colombiano.

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verdaderamente alternativo?